Consecuencia proporcional

Consecuencia proporcional

Desde hace muchos años, tenemos un organismo de justicia con unas leyes muy claras que sirven para dictar el castigo que recibe una persona cuando se considera que ha tenido una conducta inaceptable.audiencia_nacional

Lo que ha cambiado con los años ha sido que cuando se establecieron todas estas leyes, la sociedad probablemente no se hubiese enterado de la imputación de alguien.

Esto lógicamente se aplica sólo a las personas cuya imputación tendría o tiene una gran implicación mediática.

Y es que, a mi modo de ver, el castigo dictado hoy en día, no colma ni la mitad de la repercusión en la vida de las personas imputadas como el simple hecho de que se sepa públicamente.

Pongamos como ejemplo el caso de Urdangarín. En caso de que se pruebe que tiene culpa, su conducta ha sido inaceptable, pero en caso de que así sea, se le darán los años de cárcel que merezca. Lo malo es que el verdadero castigo que está sufriendo es el hecho de que casi todos los días este tema es discutido en todos los medios de comunicación, y él es insultado y juzgado por casi la totalidad de los españoles.

Pero esto ni siquiera es lo peor, lo peor es que se puede dar el caso de que Urdangarín no sea culpable, y sin serlo, está teniendo que pasar por la penuria de ser juzgado continuamente, y ser conocido en toda España por su caso de corrupción por el cual los españoles le etiquetarán siempre de corrupto.

No sólo eso, sino que seguro que muchos amigos, incluso hermanos, le han dado de lado por este tema y es que sólo hay que ver como el rey de España le ha quitado el título a la infanta.

Lo que intento decir con esto es que está bien que se castigue a la gente cuando se lo merecen, lo que no está bien es que se les haga tanto daño en su vida personal sin saber si son inocentes o no. A día de hoy una persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario, por lo que no lo podemos decidir el resto de las personas y distribuir nuestros juicios personales.

La sentencia que se le impone a alguien en un juicio penal, debería ser la totalidad del castigo y una imputación no debería tener más repercusiones extrajudiciales. En caso de ir a la cárcel, cualquier persona debería ser capaz de reconstruir su vida sin ser juzgado continuamente por su pasado.

En definitiva, tenemos que darnos cuenta de que hacemos mucho daño con nuestros comentarios y juicios personales, mientras que el organismo de justicia está exclusivamente para evaluar estos actos y son sus juicios los únicos con legitimidad real.

Víctor T

La verdadera corrupción

La verdadera corrupción

En los últimos días, según van saliendo casos de corrupción a la luz de representantes públicos, y vamos avanzando más con la materia de economía, me voy dando cuenta de que la corrupción que se penaliza no es la corrupción que tiene verdadera importancia.

Tenemos establecido, y lo vemos en la televisión todos los días, que corrupción es cuando alguien coge dinero que no es suyo bien sea público, que ya tiene mucha importancia siendo los españoles los que lo hemos financiado con impuestos, o bien cogiendo dinero de fundaciones que la gente ha dado voluntariamente pero con otra finalidad como es el caso Noos.

Lo que pasa es que hay mucha corrupción que no vemos, corrupción que no mejora la vida de los políticos ni empeora tampoco nuestra calidad de vida, pero sí que tiene un significado mucho más drástico que el de coger dinero.

Que una persona con un cargo público coja dinero que no es suyo, sino que es del Estado y que ha sido financiado por todos los españoles a base de los impuestos en realidad no tiene tanta repercusión para el país, puesto que ese dinero es un muy pequeño porcentaje comparado con el patrimonio de España y tarda muy poco en recuperarse.

Lo que no sale ni en los periódicos ni en las televisiones, y no es condenado por nadie es algo que no se ve, pero que amenaza mucho más la transparencia y al conjunto del pais.

A lo que yo me refiero es a que los políticos continuamente cambian los datos de las encuestas y editan el modo de calcular la inflación para que los españoles no sepamos la situación real del país y así mejorar su imagen de cara los ciudadanos.

Esto quiere decir que los pocos datos que nosotros recibimos analizando la situación del país, que condicionan nuestros actos en lo que respecta a la gestión de nuestro dinero y probablemente nuestro voto no son verdaderos, sino que son falsificados por el gobierno para mentir a los españoles sobre lo que se ha hecho con el dinero que ellos han pagado, sobre la situación del país y por tanto la suya propia.

Cuando alguien se ocupa del patrimonio de un conjunto de personas, no es tan malo coger una muy pequeña parte, como mentir a esas personas sobre su estado para poder seguir teniendo esa responsabilidad.

Lo peor de todo es que mentir no está penalizado mientras que robar está muy mal visto aunque mentir tiene más repercusión.

Víctor T

Decisiones sin razones

Decisiones sin razones

¿Tenemos las personas una tendencia a centrarnos en lo menos importante a la hora de tomar decisiones? La respuesta es que sí.

Muchas de las decisiones importantes que tomamos se basan en factores irrelevantes que no tienen nada que ver con lo que es necesario evaluar para tomarlas. Esto se refleja en muchos aspectos hoy en día.

Un claro aspecto en el que notamos esto es en la democracia. Antes de este gran desarrollo tecnológico que ha disparado las técnicas empleadas por los medios de comunicación, el pueblo evaluaba el mandato de un partido político por los hechos, por los datos, y por la situación del país con respecto a la anterior.

Hoy en día, como tenemos noticias todos los días, el presidente del gobierno está, por alguna razón, “obligado” a comunicar todo a la gente de una manera que se entienda y siendo cercano.

Vemos el ejemplo del Partido Popular durante los últimos cuatro años: el paro ha bajado, la situación económica es mejor, el producto interior bruto es mayor… Y aún así, la gente está muy descontenta no sólo por la corrupción, sino por la falta de explicaciones sobre sus medidas y porque no dan una sensación de cercanía con los españoles.

Esto es absolutamente insólito ya que si tú has votado por un partido político, o si la mayoría de las personas lo han hecho, es porque se tiene confianza en ese partido y lógicamente, esos representantes de los partidos saben mejor que el resto de los españoles qué medidas hay que tomar para cumplir los deseos de la mayoría.

No puede ser que se evalúe el aspecto de la simpatía de un individuo, en vez de su eficiencia o su capacidad a la hora de tomar decisiones que nos afectan a todos.

Esto no cumple la función de la democracia ya que no es un voto que esté ayudando a nadie, sino que evita el progreso de un país por las razones superficiales detrás del voto de las personas.

Es muy importante tener claro cuáles son las prioridades antes de tomar una decisión, porque una decisión de este calibre no puede estar tomada por las razones superficiales a las que hoy da tanta importancia la sociedad.

Víctor T

Falta objetividad

Falta objetividad

El problema que tenemos actualmente en el ámbito político de este país, se puede resumir con solo tres palabras: falta de objetividad.

Para entender esto bien, hay que saber que: La objetividad es la cualidad de lo objetivo, de tal forma que es perteneciente o relativo al objeto en sí mismo, con independencia de la propia manera de pensar o de sentir (o de las condiciones de observación) que pueda tener cualquier sujeto que lo observe o considere.

No hay ningún partido político que esté equivocado en absolutamente todas sus ideas, ya que todos han sido votados y muchos españoles quieren esas medi
das.

El error lo cometen cuando se creen que son más débiles por elogiar a los demás, y al pensar que su partido es perfecto.

Los españoles no queremos a gente que no trabaja junta y que solo busca sus intereses personales, sino que queremos gente que luche por nuestro futuro, aprendiendo de sus errores y colaborando unos con otros.

Si los dirigentes de los otros partidos entendiesen esto, serían capaces de leer los programas de los otros partidos con objetividad, para poder pactar, y no siempre criticar al contrario, sino elogiar y aprender de lo positivo.

Si fuesen capaces de eso en vez de insultarse mutuamente se llegaría a acuerdos mucho más fácilmente ya que, aparte de haber una buena relación entre ellos, serían capaces de juntar sus puntos fuertes para ser incluso mejores al unirse.

Un gobierno de pactos no tiene porque ser una cosa mala, sino que debería ser una cosa buena que una lo mejor de los españoles y busque lo mejor para los españoles.

Esto sólo es posible siendo objetivos con el otro.

Víctor T

Carisma desde las sombras

Carisma desde las sombras

Este texto tratará de exponer la opinión de un chico de 16 años sobre el papel del actual Rey de España, Felipe VI.

España, ha tenido la suerte de contar con unos reyes, que a mi modo de verlo, han sido determinantes en la transición tan drástica que ha pasado España estos últimos 41 años desde la muerte de Franco.

Todos sabemos los logros de don Juan Carlos, restablecer la democracia, escribir la constitución, frenar el golpe de estado… Grandes hitos históricos, pero con tanta repercusión que ya ha sido muy reconocido.

También sabemos, que don Juan Carlos cometió algunos errores como el incidente de los elefantes, errores sin mucha trascendencia real, pero con una gran repercusión mediática, que situó la figura del Rey en una crisis de imagen y llevó a muchos españoles a adoptar ideales republicanos.

Estos eventos, sucedieron al final de su reinado, a mi modo de verlo por el gran avance de la tecnología,  que ha supuesto una mejora en los métodos periodísticos, y a su vez disminución de la privacidad de los Reyes y otras personalidades.

Esto hace que un Rey acostumbrado a una menor repercusión de sus actos en su vida privada, no sea capaz de adecuarse a los nuevos sistemas.

Juan Carlos I había cumplido, y por lo tanto decidió dejar su sitio a Felipe VI, la gran causa de que yo escribiese estas líneas.

Felipe VI es un Rey para nuestro tiempo. Desde su coronación, ha sabido ejercer el papel que debería tener un Rey hoy en día a la perfección. Ha sabido ser discreto ya que apenas se habla de su vida privada, ha conseguido el apoyo o indiferencia de los españoles ya que las encuestas reflejan que la mayor parte de los españoles se sienten identificados con él, y se ha mostrado recto, claro y tajante cuando ha hecho falta.

Además, la situación es muy complicada. La crisis económica, los independentistas catalanes, y la fracción política le han puesto en una situación muy complicada. Pese a todo esto, no se achica. Su discurso es claro y coherente, ha sido recto al quitarle el título a su hermana, poniendo los valores por delante del afecto que pueda tener por unos u otros y se ha posicionado siempre de una manera neutral defendiendo los intereses de España.

En definitiva, es la figura que une España en este momento de división, un Rey ejemplar que no busca reconocimiento y defiende los intereses de España por encima de los suyos propios. Tiene carisma, pero desde las sombras.

Víctor T