Quizá el hecho de ser tan joven, sólo tengo 16 años, me permita tener una visión más inocente del panorama político español.
La verdad es que el espectáculo es bochornoso, pero lo que más me llama la atención es la falta de políticos con principios.
Veo asombrado cómo unos y otros lo que realmente intentan es posicionarse ideológicamente donde más votos puedan recoger, ejerciendo de lo que son: unos equilibristas sin principios de la política.
Los de Podemos ocultan su verdadera realidad extremista y antisistema y sus afinidades pro etarras y del populismo venezolano, a ver si engañan a algún votante socialista.
El PSOE sigue haciendo discursos huecos sin dejar nada claro, salvo que son capaces de pactar con todos: independentistas, populistas y extremistas de cualquier tipo, para echar al PP dicen, es decir, para obtener el poder, sin importarles la destrucción que puedan causar a su paso. Ya lo vimos en Cataluña con el tripartito y con el triste paso de Zapatero por el gobierno, que hundió la economía, condenó al paro a media España y enfrentó a unos con otros resucitando viejas enemistades del siglo pasado… por no hablar del ridículo internacional, ¿Se acuerdan de la persecución para ser recibido por Obama? ¿Y qué decir del bajísimo nivel de los ministros de entonces? ¡Una pena!
Pero es que el PP tampoco se salva. ¿Alguien me puede decir qué principios defiende? ¿De verdad que se reducen al liberalismo económico, que no hay más detrás? ¿Acaso Montoro es liberalista? Realmente no son más que un partido veleta, que mira donde sopla el viento y cree orgulloso que lidera la sociedad porque está sobre el tejado, cuando quien realmente manda es el viento. Se les vio el plumero especialmente en el tema del aborto. Calcularon fríamente que los católicos conservadores defensores de la vida, tradicionales votantes del PP en su inmensa mayoría, no iban a abandonarles y jugársela a que llegase la izquierda apoyándose en las sectas nacionalistas y los nuevos comunistas de Podemos, realmente muy viejos en ideas, para volver a hundir, arruinar y romper España, esta vez para siempre. Por eso, estando el voto más conservador prácticamente asegurado, merecía la pena cazar votos de algunos pro-aborto…
Es muy fuerte, pero para el PP mereció la pena unos miles de fetos en la basura, unas miles de vidas humanas inocentes segadas por un puñado de votos. Y cuando se les pregunta sobre ello, dicen sin rubor que como es un tema conflictivo, quisieron mantener un falso consenso previo…¡qué miserables! ¿Acaso la sociedad tiene derecho a “consensuar” un supuesto derecho a matar seres humanos? ¿Nadie se atreve a llamar a las cosas por su nombre? ¿Por qué hablan de interrupción voluntaria del embarazo y de defender el derecho de la mujer a ser dueña de su propio cuerpo, sin querer afrontar la verdadera realidad? No es del cuerpo de la mujer de lo que se discute, sino de la vida del no nacido, del ser más inocente que existe. ¡Tanto, que no puede ni protestar! Quizá por eso se le ignora, se le evita nombrar… y se le mata.
Pero es que el PP es un partido sin principios. Es muy llamativo cómo en la oposición decían luchar a voz en grito contra el matrimonio homosexual y en cuanto han llegado al gobierno, celebran por todo lo alto la unión de su portavoz y su novio. ¿Se acuerdan de cómo atacaban la sectaria ley de memoria histórica de Zapatero? Pues después de cuatro años del PP en el gobierno, aún sigue vigente. No son fiables, nada fiables.
Y parece que sólo queda Ciudadanos, porque los nacionalistas no son partidos sino peligrosas sectas destructivas. Pero es que Ciudadanos, no es más que un partido que hace de la indefinición su esencia. Su programa ideológico viene a ser un, si estás cansado de uno, o de otro, o del de más allá… de cualquiera, ¡vótame!, que yo soy como una chaqueta que combina con todo tipo de pelaje. Alguien que acaba de borrar de su página web su auto definición como partido de centro izquierda para intentar pescar votantes en todos los calderos, ¿cómo pretende dar imagen de solidez? ¿Ocultando sin ningún pudor su propia esencia?
Quizá yo sea inocente, pero me habría gustado ver políticos con principios, capaces de convencer y arrastrar a la sociedad. Capaces de liderar a los españoles no sólo nominalmente, sino también moralmente.
Quizá sea muy inocente, digo, pero agradezco no tener que depositar mi voto a cualquiera de estos equilibristas de la política sin principios.
¡VAYA TROPA!
Manuel de A.